Producto de las restricciones y las largas cuarentenas, la “vuelta a cierta normalidad” a ratos parece estar lejana, pero antes de lamentarnos ¿por qué no buscar fórmulas que nos ayuden a llevar de mejor manera lo que nos toca vivir?
No se trata de simple conformismo, sino de aceptar y con ello llegar a cierta tranquilidad de que mientras esto dure, haremos lo mejor que cada uno pueda para mantener su salud física, mental y comprender también que la pandemia no es un tema que uno pueda controlar, sino que sólo se puede aportar cuidándose y tomando todas las medidas de precaución indicadas.
Dentro del amplio abanico de actividades que se pueden hacer en el hogar está el cuidado de plantas y/o la creación de una huerta. Seguramente los que viven en un departamento están pensando dejar de leer porque no tienen espacio, pero ERROR, se puede hacer en lugares pequeños, con balcones medianos e incluso sin ellos.
La evidencia científica
Evidencia hay de sobra, dentro de ella, un estudio publicado por el Journal of Health Psychology asegura que con solo 30 minutos de jardinería se reduce en nuestro cuerpo la hormona que se libera en momentos de tensión y estrés, el cortisol.
Otro estudio realizado por la Universidad de Tokio demostró que dentro de los aportes para la salud, la jardinería puede ayudar a disminuir síntomas de depresión, estrés, ansiedad e incluso de los trastornos del estado anímico. Asimismo concluyeron que logra aumentar la calidad de vida, incrementa la función cognitiva y eleva el sentido de comunidad.
Todo beneficio puro, ¿no creen?
Teniendo en cuenta lo anterior se nos hace imposible no mencionar los jardines comunitarios, un antídoto contra el aislamiento. En cada ciudad son muchos los edificios, condominios y vecinos que han destinado un espacio común (incluso veredas) para hacer una huerta entre todos. Una acción de ese tipo puede traer beneficios concretos (la cosecha de la huerta) pero más importante aún son los aportes emocionales que ya hemos mencionado. Asimismo, ayudan a mitigar la sensación de encierro y soledad que, de una u otra forma, a todos nos ha tocado vivir en estos meses.
La invitación es que te animes a llenar tu casa o departamento de plantas (siempre hay espacio para un macetero) y que si vives en edificio propongas la idea del huerto comunitario y verás cómo al ver crecer tus plantas te sentirás reconfortado, animado y más lleno de vida.
Fuente: La Tercera