Mira, no me vengan con cosas, si todos los que estamos acá leyendo venimos de vuelta.
A lo largo de mis años he aprendido bastante y me alegra, pero quizás me faltó cultivar aún más la paciencia porque no hay caso con mi nieto mayor, no hay caso. Mira que “el perla” no se quiere vacunar. Más encima me inventa – porque para mí son inventos- excusas re malas.
“No Yeya es que tengo ene cosas pa la U”. ¿Para la Universidad?, digo yo, cabro flojo si hasta está online, no tiene ni que gastar tiempo en desplazarse. Además, me tinca que ni se conecta, porque se le escucha más hablar de chiquillas que de temas de su carrera. No es que lo ande espiando, pero como habla tan fuerte con la puerta cerrada se escucha igual…
Y le dejé bien clarito: “Mira, cuando tu mamá iba a la universidad, de partida, eran bien poquitas, entonces además de esforzarse como todos, tenían que luchar por hacerse respetar intelectualmente frente a sus compañeros y profesores. Más encima, llegar era todo un tema, caminar unas 10 cuadras para tomar la liebre, porque ni metro había los primeros años”. Pero claro, como ellos aprietan dos botones y les llega el Uber a buscarlos, ya se les olvidó cómo lo hacían antes para ir de un lado a otro. Micro o metro principalmente, ¿o no?.
Me da rabia con este cabro porque no logra entender que si él y la mayoría de la población se pone la dichosa vacuna todos estaremos más seguros, que yo no tendré que andar pidiendo a nadie favores para que me hagan las compras por internet porque podré ir tranquila al súper y, lo más importante, es que podremos volver a reunirnos en familia y darnos cuantos besos y abrazos queramos.
Pero no me daré por vencida y me importa un pepino que me diga “ya poh Yeya córtala” porque sé que esta pelea la tenemos que dar todos desde nuestros lugares y con cada uno de nuestros cercanos. En todo caso ya sé qué nuevo argumento puedo usar con él …. “mijito vacúnese, que seguro si usted y sus amigos lo hacen, en poco tiempo podrá a volver a salir a carretear tranquilos, sin tener que arrancarse como lo escuché el sábado pasado”, seguro ahí me escucha.
La Yeya