Volver a la vida sin mascarillas

Si hay una imagen que se aparece cuando pensamos en la pandemia, probablemente sea la mascarilla. Pero, al parecer, su dominio estaría llegando a su fin. En Estados Unidos y España, las autoridades anunciaron recientemente que el uso de mascarillas será opcional en lugares cerrados. Por su parte, Chile comenzó a flexibilizar la medida en espacios exteriores.

Sin embargo, aunque muchas personas estén ansiosas de dar el paso, quizás no sea tan fácil para otras volver a circular a rostro descubierto después de 2 años de seudo anonimato. 

Y es que el tapaboca -en todas sus formas, colores y materiales- fue una especie de escudo protector frente al Coronavirus, el peligro y la muerte. Pero también simbolizó la distancia social y esa barrera que nos alejó del contacto espontáneo con las personas: nos limitó las sonrisas, enfrió nuestras conversaciones espontáneas, así como la expresión de nuestras emociones. 

Si hay un grupo que salió perjudicado de la época de las mascarillas fueron las personas mayores. El estudio Calidad de Vida de las Personas Mayores Chilenas durante la Pandemia COVID-19, de la Universidad Católica en colaboración con la Universidad de Santiago, mostró que el nivel de satisfacción con la vida sufrió una considerable baja en este segmento, con un fuerte aumento en los problemas de salud mental, y siendo las necesidades afectivas y de recreación las que más empeoraron durante la pandemia. 

Pero afortunadamente la situación sanitaria en el país empieza a cambiar. Y aunque el llamado por supuesto es a seguir cuidándose, ojalá que estos nuevos anuncios también impulsen a las personas mayores a reconectar con la plenitud de la vida: que volvamos a participar con entusiasmo de las actividades que solíamos realizar y que tan bien nos hacían; que sintamos la confianza de volver a abrazar con fuerza, que disfrutemos de las cosas simples de la vida como es sentir el aire y los aromas rozando nuestras caras; que volvamos a saludar con amabilidad a los desconocidos y a regalar muchas sonrisas día a día. Sí, la sociedad necesita de las sonrisas de las personas mayores, de la templanza y amabilidad que muchas veces transmiten en los contextos más caóticos. 

Si hay algo que nos permitió la mascarilla fue a mirarnos a los ojos. ¡Qué importante es la mirada! No dejemos que el destape del rostro nos baje la vista y salgamos a reconquistar el mundo con más amor y ganas que nunca, que hay que ponerse al día. 

María Paz Carvajal
Periodista y gerontóloga
Voces Mayores   

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