El “horario de verano”, ansiado por muchos y detestado por otros es siempre tema de debate. Es cierto, tenemos más horas con luz por la tarde y ahora que viene la primavera nos permitirá disfrutar más de actividades al aire libre, pero vivir el proceso puede ser desagradable algunos días e incluso las primeras semanas.
¿Cómo hacer frente a esta situación? ¿Realmente nos afecta de manera distinta a los mayores?
Hablamos con el psicólogo Pablo Reyes, Magíster Psicología Social y Docente Universidad Autónoma de Chile, quien nos aclaró que vivir el cambio de hora afecta a la gran parte de la población, pero en mayor medida a los niños y a los adultos mayores.
La importancia del Ritmo Circadiano
Dentro de los ritmos biológicos de todo ser humano se encuentra el circadiano, que es el que nos permite estar despiertos de día y dormir cuando hay ausencia de luz natural, de este modo se regula el sueño y la vigilia, pero este ciclo se altera con el cambio “manual” de hora, afectando nuestra rutina e incluso la calidad del descanso, explica el psicólogo.
Si bien no altera a todos por igual, quienes somos más grandes podemos vernos incluso más afectados porque somos quienes tenemos mayor prevalencia de insomnio, condición que también afecta más a mujeres que a hombres, comenta Reyes. Asimismo explica que es importante saber que se habla de insomnio cuando existe una latencia superior a los 30 minutos para conciliar el sueño, desde que nos disponemos a hacerlo. O bien, cuando el sueño es interrumpido por períodos de media hora o más. ¿Les suena familiar?.
Para nosotros, los más grandes, conciliar el sueño suele ser más difícil, las etapas de sueño profundo también se nos reducen, ocurriendo patrones de sueño fragmentados. Todo lo anterior se traduce en estar bastante tiempo acostados, pero con la sensación de no haber logrado descansar lo necesario. Además, el docente de la U. Autónoma nos explicó que “Dentro del grupo de personas mayores estas dificultades afectan principalmente a quienes tienen antecedentes de insomnio, a quienes presentan alguna vulnerabilidad psicológica, asociada a un estrés, por ejemplo, un duelo; a quienes tienden a dormir regularmente siestas, y a quienes
además presentan alguna alteración neurológica”.
A estar preparados
Con el cambio de horario, dentro de los efectos esperados pueden ocurrirnos diversas alteraciones hasta que nos “acostumbremos”, dentro de ellas se pueden encontrar:
* Mayor somnolencia
* Mayor irritabilidad
* Dificultades de concentración
* Fatiga
* Malestar general
* Cambios de ánimo
* Trastornos digestivos
* Cambios en el apetito
* Molestias psicosomáticas, como dolores de cabeza o dolores musculares
Si el cambio de hora es inevitable, ¿Cómo lo enfrentamos?
Afortunadamente el psicólogo Pablo Reyes nos entregó una batería de medidas fáciles de adoptar y que nos ayudarán a sobrellevar mejor este proceso que vivimos dos veces al año.
Las medidas a adoptar cuanto antes son:
* Modificar previo al cambio de hora y de forma gradual los hábitos de sueño.
* Evitar el consumo de estimulantes antes de dormir, como café o alguna bebida de tipo alcohólico.
* Evitar dormir siestas durante la tarde.
* Evitar el uso de pantallas que emiten luz azul, como computadores, teléfonos celulares o televisores.
* Evitar el consumo auto recetado de medicamentos para dormir.
* Realizar ejercicio físico.
* Tomar un baño tibio.
* Favorecer un entorno cómodo para dormir.
Listo, ya sabemos por qué nos afecta el cambio de horario y qué podemos hacer. Ahora queda poner de nuestra parte y adoptar las recomendaciones entregadas, para que pronto nuestro ritmo circadiano se adecúe y logremos un descanso reparador.
¡Buenas noches!